Luego que culmine mi trabajo me prepare para regresar a Huancayo, aunque estaba en duda, aunque siempre suelo arriesgarme con mi destino, pero esta vez me dio mucho temor, no lo por la lluvia, sino por las muchas curvas que hay para llegar a Huancayo, mas aun sabiendo que el Rio Mantaro siempre te está esperando con los brazos abiertos.
Salí a las 6. 30 pm de Huancavelica (La Zona más pobre del Perú), el viaje duraría aproximadamente 3 horas, la mitad de tiempo que me tomo venir en tren. El Jefe de la Oficina de Huancavelica, me regalo un paraguas color negro, no me puedo quejar de la amabilidad con que me trataron, me llevaron a comer al “Jr. Wilson de Huancavelica” en plena lluvia torrencial que me hacia recordar a mi querida Saposoa, con truenos, relámpagos. Mi zapatillas de Trekking se mojaron en ciudad y hasta esta por destaparse, y eso me da mucha cólera, ya que mis zapatillas fueron compradas para el único fin de ser usados en trochas y senderos, pero no en la ciudad.
En la parte trasera del auto íbamos una chica que intenta ingresar a la escuela de Oficiales, a mi izquierda una señora con su hijo, la de mi derecha, le decía a cada momento al chofer del auto, de que conduciera despacio, por la lluvia, ya que en la pista se resbalan las llantas y estamos hablando, me arrepentí de ese viaje, y prefiero mil veces viajar en tren.
Después de una hora de viaje, empezó a llover y más adelante, se podría apreciar pequeñas piedras que había caído del cerro por llauvia mas nunca pensé que nos caería a nosotros también aunque hayan sido pequeños, pero por desviar estas piedras, el chofer puede dar una mala maniobra.
Llegue a Huancayo, con toda la lluvia, y con bastantes personas que estaban apreciando desde lejos con botella en mano el espectáculo al frente de mi hotel, escuche que el Grupo Rio se presentaría, después no escuche el grupo.
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