lunes, febrero 06, 2006

Amor mutuo...


El le pertenecía por completo, le consagraba todo su tiempo, le ofrendaba sus variadísimos talentos y dotes, su corazón y su vida. Diariamente construía castillos en el aire o le organizaba encuentros con celebridades. Por las tardes le cantaba canciones de moda y no menos de una vez por semana la llevaba a parajes exóticos.

Podía pasarse horas enteras hablando de amor y felicidad conyugal.Le enseñaba a hornear pasteles de manzanas y tejer macramé. le aconsejaba como evitar un resfrió y un encuentro indeseable en la calle. Antes de dormir cansado del día de trabajo que pasaba a la historia, le tocaba melodías de Skriabin o saint-Saëns y por la mañana, cuando ella preparaba con una mano el desayuno y con la otra se arreglaba apresurada para ir a la oficina, le comunicaba las agitadas noticias de la vida internacional.

Los días feriados y festivos, la mimaba con humor ligero y novedades musicales y en las melancólicas tardes de lluvia, la halagaba leyéndole sus libros favoritos.

Y ella le correspondía. Todos los días, a toda hora y en cualquier circunstancia pensaba, mejor dicho, soñaba con su nuevo encuentro con él. Su corazón tendía constantemente hacia el, tan sumiso, imprevisto y entrañable. Nada en el mundo- ni el mal tiempo , ni un taponamiento en las calles, ni las ingeniosas trampas de los pérfidos hombres- podía impedir sus encuentros.

Ella se apresuraba a llegar a casa y lo necesitaba solo a él, elegante, docto e incansable...televisor.

Via: Sputnik (Selecciones de la Prensa Sovietica Octubre 1982 Nro 10)

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